Antes buscaba ruido para sentirme viva… hoy encuentro paz en el silencio interior
Hubo un tiempo en que el ruido era mi forma de sentirme viva.
Las conversaciones eternas, la música a todo volumen, los planes improvisados, estar con mucha gente hasta tarde… El ruido era movimiento, energía, pertenencia.
Pero llega un momento (y suele ser después de los 40 y en mi caso supongo que la pandemia también tuvo su parte en este cambio) en el que algo dentro cambia.
De pronto, lo que antes llenaba empieza a pesar. Y el silencio, ese viejo desconocido que antes incomodaba, empieza a sentirse como hogar.
El silencio como refugio
Yo llegué al silencio por necesidad. Cuando el ruido diario me abrumaba. Y he de reconocer que no fue fácil. Para mí, empezó a tener sentido lo de “Héroes del Silencio”, el nombre en sí, que esconde una gran verdad, aquella que se atreva a estar a solas con su silencio es una heroína.
Sin embargo, una vez cruzado el umbral, descubres que el silencio no es vacío, es plenitud.
Es ese espacio en el que dejas de interpretar y empiezas a escucharte. Donde puedes oír tu respiración, sentir el cuerpo, y dejar que las emociones se asomen sin prisa.
El silencio se vuelve un refugio. Un lugar al que acudir cuando el mundo grita demasiado. Un espacio para reconectar con lo esencial: donde escuchar lo que de verdad necesitas; un lugar en el cual sentir la calma que antes buscabas fuera y desde donde tomar decisiones desde la claridad, no desde la prisa.
Porque el silencio no te da respuestas mágicas… Te da algo mucho más valioso: la posibilidad de escucharte sin interrupciones.

Los regalos del silencio
Cada vez que eliges el silencio, eliges también descanso. No solo físico, sino mental y emocional. Tu mente se desintoxica del ruido constante, tus pensamientos se ordenan, y aparece esa calma que tanto anhelabas.
El silencio te regala:
- Descanso mental, porque te libera del exceso de estímulos.
- Escucha interior, porque empiezas a reconocer lo que sí y lo que ya no.
- Calma emocional, porque aprendes a regularte sin huir.
- Energía renovada, porque incluso unos minutos de quietud consciente pueden cambiar tu día.
Y poco a poco entiendes algo esencial: el silencio no te aísla, te devuelve a ti.
La meditación: una puerta hacia dentro
Empecé a meditar por recomendación. Para intentar calmar ese ruido que me generaba ansiedad y estrés. Y lo primero que descubrí era que meditar no es dejar la mente en blanco, es abrir la puerta y mirar dentro con curiosidad y ternura. Es aprender a estar contigo sin juicio, sin exigencia.
Para las mujeres, especialmente en esta etapa de cambios, la meditación es medicina:
- Disminuye la ansiedad y el estrés.
- Aumenta la claridad mental y la confianza en tus decisiones.
- Fortalece la autocompasión y la conexión contigo misma.
- Te ayuda a aceptar los ciclos del cuerpo y de la vida con serenidad.
La meditación convierte el silencio en hábito, y el hábito en un espacio de reencuentro.
«Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta»
Carl Gustav Jung
Mi conclusión es que el silencio nos nutre. Antes buscabas ruido para sentirte viva y ahora descubres que el silencio es lo que te mantiene despierta. En él florecen tus pensamientos más claros, tus decisiones más firmes, y tu vínculo más profundo contigo misma.
Como coach de fortalezas, acompaño a mujeres a integrar prácticas como el silencio y la meditación en su vida diaria.
Porque cuando aprendes a parar, no te desconectas del mundo: te conectas contigo. Y desde ahí, todo se ordena.
💌 Si sientes que necesitas más silencio, más presencia y más claridad, escríbeme a hola@judithmellado.com o agenda una llamada.
Te acompañaré a descubrir cómo tus fortalezas pueden convertirse en la base de una vida más calmada, consciente y plena.
